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El año en el que el primer ÁRBOL de NAVIDAD deslumbró México

El día del 28 de mayo de 1864 Maximiliano de Habsburgo llegó a México, junto con su esposa Carlota.

 

A partir de entonces no sólo fue emperador de aquel país sino tambien lleno de nostalgía por un costumbre navideño muy tradicional de su patria Austria y evidentemente no podía carecer de los pinos siempreverdes olorosos del árbol de Navidad, como era costumbre en su país lejano.

El primer árbol de Navidad llegó a México en diciembre de 1864 y se lo vió por primera vez cuando el Palacio Imperial de Chapultepec amaneció emperifollado con la brillante novedad traída directamente de Europa por orden de Maximiliano.

Maximiliano y Carlota, su esposa, quisieron crear una atmófera europea en su residencia en México, que como ya he mencionado, fue el Castillo de Chapultepec.

Aunque la iglesia católica ya había reconocido al árbol de Navidad como el árbol de Cristo, esta tradición no había llegado a América Latina, sólo a los Estados Unidos.

 

La decoración causó tal furor que la aristocracia mexicana la adoptó de inmediato, desplazando temporalmente a los nacimientos de su protagonismo navideño.

 

 

Y es que, desde su llegada a México, los “divinos” Maximiliano y Carlota se imponían en moda y normas ante la sociedad mexicana.

Pero ya al año siguiente, en 1865, los mismos emperadores casi “cancelaron” la navidad al proclamar el 24 de diciembre día de luto nacional por la muerte del padre de Carlota, el rey de Bélgica, Leopoldo I, pero los único que guardaron el protocolo que ordenaba el ceremonial de la corte fueron los conservadores.

Un año después, los aristócratas mexicanos colocaron sus propios árboles de Navidad en sus casas para formar parte de las modas europeas de los emperadores.

 

Cuando Maximiliano fue fusilado, se desprestigiaron las costumbres fomentadas bajo el imperio y su corte, así que el árbol de Navidad cayó en desuso.

 

Supuestamente en 1878, el general Miguel Negrete, considerado el mayor enemigo político de Porfirio Díaz y ministro de guerra durante la presidencia de Benito Juárez, retomó la tradición del árbol, luego de quedar muy impresionado por los árboles que conoció durante sus viajes a Europa y Estados Unidos.

 

 

 

Instaló un árbol navideño en su casa descrito así por la prensa: “el árbol sembrado de luces, cubierto de heno, extendía sus ramas a una gran distancia, y contenía como 250 juguetes, entre los que cada invitado tenía derecho a elegir uno designado por un número que de antemano se repartió; los objetos consistían en juguetes de muy buen gusto y aún de lujo”.

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